A partir del domingo por la tarde una sensación de tristeza o agobio nos invade. El lunes se acerca, nos pisa los talones, nos acecha y notamos su aliento en la nuca. Un aliento desagradable, como una respiración que se acelera poco a poco. Nada podemos hacer para evitarlo, bueno si, podemos ganar la primitiva o el euromillón, pero de eso hablaremos otro día. Con el sueño cambiado y los ojos como platos nos da la una de la madrugada y no hay quien nos duerma. Entonces nos agobiamos pensando en que tenemos que dormirnos ya. Horror, no lo consigo.
Más de la mitad de los valdemoreños tenemos que desplazarnos una media de 75 Kms para llegar al centro de trabajo (la verdad es que esta estadística me la he sacado de la manga, pero más de uno se ha sonreido pensando "vivo en la carretera, en el tren o en el bus es mi lema"), lo cual no contribuye a que tengamos el más mínimo cariño por los lunes.
Sobrevivir al lunes es algo que sin darnos cuenta conseguimos hacer todas las semanas. La ducha, el café, la resignación y la solidaridad compañeril (al final todos estamos igual) suelen ser nuestras armas clave. Eso y el darnos cuenta cada lunes de que tampoco es para tanto. Superado el esfuerzo incial, cuando ya hemos conseguido caernos de la cama o lanzar a Cuenca el despertador, tiramos palante.
En cualquier caso y por si si esas claves no os bastaran, ahí van unos saludables consejos para sobrevivir al lunes:
- Haz un esfuerzo, madruga un poco más y pégate un homenaje con un desayuno energético (se me ocurre otra cosa energética si tienes pareja, pero bueno, hablemos de lo que depende exclusivamente de uno).
- Prepara tu música más alegre posible. Ya sea en el coche, en tu móvil o en ese pedazo de mp3 (o 4) que te han regalado Melchor, Gaspar y Baltasar, la música te ayudará a ponerte en marcha en estos días que sales cuando aun es de noche.
- Tómate tu tiempo para contarle a tus compañeros tu fin de semana. Si no hiciste nada interesante no sufras. Decir a tus compañeros con hijos que te pasaste el fin de semana durmiendo es más que reconfortante. Y si tienes hijos, decir a tus compañeros resacosos que viste la luz del sol del invierno también reconforta. Además, no se trata de escuchar lo que digan los demás sino de contar tu película. ¿O qué pensabas?
- No te satures con los mensajes del correo electrónico. Aplica el método FIFO (first in first out) indistintamente, ya que es la mejor forma de prirorizar. Y no olvides tomarte buenos descansos cada hora. Para estirar, para socializar o simplemente para desconectar. No dejes para hoy lo que puedas hacer mañana, que total, no conoces a nadie a quién hayan echado por recorrer los pasillos (antes al contrario, es condición sinequanon para poder ascender).
- Aprende a decir NO. Cuando tu boca adopta la forma de la O del NO, bien amplia, ejercitas los músculos faciales que facilitan la sonrisa.
- Y si todo eso no funciona, invéntate una gran indigestión y retrasa tu incorporación hasta el martes. Eso nunca falla.
Espero que os sirva de algo. Al fin y al cabo, como ya dije anteriormente, el lunes casi nunca puede evitarse.