domingo, 27 de enero de 2008

Desayuno con ... tostadas?

Una de las cosas de las que más disfruto es de un desayuno dominguero con periódico (también dominguero), café y tostadas. Leer el resumen de los sucesos semanales mientras el café con leche humea junto a mi y desprende ese aroma tan característico me convierten en el ser más feliz de la tierra por unos instantes. La tarde del domingo ya es más deprimente, pero de eso hablaremos otro día.

Lo más cómodo sería tener directamente el periódico en casa, pero como aquí no se lleva la explotación laboral infantil, vamos, que no tenemos al típico niño en bicicleta que lleva toda la tirada periodiquil a cuestas y la lanza con una fuerza poco propia de su edad (de hecho dicen que los repartidores infantiles son, junto con los tenistas, los que más probabilidad tienen de desarrollar el problema del codo de tenista), pues tengo que bajar a comprarlo yo mismo. Como quiera que en mi barrio no hay ni un "mísero" kiosko de prensa próximo (hago un llamamiento a los emprendedores: hagan un estudio del pueblo y su crecimiento y en seguida averiguarán dónde pueden ubicar el dichoso kiosko) tengo que coger el coche (si es que no me libro ni en domingo). En fin, una vez conseguido el periódico en alguna parte de nuestra geografía local, y ya que estoy en la puñetera calle pues decido desayunar fuera. Y ya que sales, pues te gusta encontrar ese lugar que te de paz y tranquilidad mientras lees. Pues, señores, ese lugar aún no lo he encontrado aquí en Valdemoro.

Además de mi disfrute lector-desayunero, tengo otra manía dominical y es que madrugo. He llegado a la edad en la que me gusta aprovechar el día además de la noche, aun a costa de alimentar exageradamente mis ojeras (aunque de eso no hablaremos nunca). Y descubro para mi sorpresa que el 90% de las cafeterías (señores, si, las cafeterías) valdemoreñas están cerradas a cal y canto. Toma ya!

Debo ser un bicho raro por madrugar e intentar encontrar un lugar donde tomar el café y leer el periódico a las 10 de la mañana. Y quizá os preguntéis ¿y entonces como acaba esta historia? Pues la mayoría de las veces renuncio al periódico (total, en epoca pre-electoral no hay nada interesante) y espero a que me levante el olor del desayuno recién hecho en casa. Ya vendrán tiempos mejores...

Foto cortesía de martanauta.blogia.com