Este domingo se celebra la vigésimo segunda edición de los premios Goya. Si padecéis insomnio dominical, ese que se produce por el cambio de horario findesemanero, no lo dudéis tenéis una cita en la primera de TVE a las 22:00. Ármense de paciencia pues son 120 minutos de aplausos y falsas sonrisas, más 45 minutos de anuncios. Y eso que la retransmisión televisiva es en diferido.
Yo no soy especialmente partidaria de las galas bodrio que se eternizan premio tras premio y chiste fácil tras chiste fácil, pero no es mala opción para ese día y hora. Alternativa de los dormilones o los que simplemente tengan algo mejor que hacer: periódico digital o blogs de cine, dónde convenientemente habrán resumido y reescrito todo lo que hace falta saber sobre el evento, obviando lo superfluo.
El País define la gala como continuista: Corbacho parodiando (quién le habrá dicho a este señor que es gracioso, bueno de eso hablamos otro día). Yo lo definiría como mini copia de la gala de los Oscar, el quiero y no puedo de lo cinematográfico.
Sobre las películas y los actores nominados, discúlpenme, no he visto ninguna...
