jueves, 21 de febrero de 2008

La torre de Suso en el Club de Amigos del Cine

Hoy a las 19:00 se proyecta La torre de Suso en el Restón Cinema dentro del ciclo del Club de amigos del cine. No lo olvidéis los que podáis ir. Y como viene siendo habitual en estas entradas de cine tengo que admitir que no la he visto. Pero os pongo dos o tres críticas para que tengáis algun criterio:

Blogueando:
La torre de Suso es un guión absurdo, con chistes que no hacen la más mínima gracia, interpretada como si fuese una teleserie de esas de media tarde. Y todo con un lenguaje de carretero analfabeto. Yo no sé quién ha sido el loco que ha decidido gastarse dinero en ese guión. Sobre todo sale una tía que habla amanerado y que me subía la tensión de pura vergüenza ajena. Estamos hablando de seis euros por ver eso. Es demencial.

En la wikipedia:
La Torre de Suso es una comedia a veces algo agridulce, pero muy divertida y optimista, ambientada en la cuenca minera asturiana. Una comedia sencilla, de personajes en la que destaca el excelente trabajo de los actores. La banda sonora ha sido compuesta por los hermanos Jose Manuel y Javier Tejedor, componentes del grupo de música asturiana "Tejedor" Y aunque es su primera composición para cine, el resultado es una exquisita y emotiva música que acompaña de forma impecable a la historia

En prensa:
El primer largo de Tom Fernández registra convincentemente escenas cotidianas de un pueblo de la cuenca minera asturiana y retrata con simpatía crítica a mujeres de muchísimo carácter y a hombres fanfarrones, unas y otros sobre todo sentimentales. La simpática suma de melodrama y comedia (basada más en la amabilidad que en el humor) recurre a los elementos poéticos (desde la metáfora de la torre que quiere levantar Cundo para satisfacer la última y secreta voluntad de Suso a la voz en off de éste) y abusa un tanto de la emotividad al hacer que todos y cada uno de los personajes acaben siendo moralmente mejores (por otra parte, ni la interpretación ni el físico de Javier Cámara le hacen verosímil como seductor sin escrúpulos).

Ale, ya me contáis.

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