El día de la marmota pasó y no nos dimos cuenta

El 2 de febrero, también conocido como día de la marmota, ya pasó y no nos dimos cuenta. En ese día la marmota Phil asoma su cabecita, y suspendida en el aire, predice la duración del invierno. Esta más que discutible tradición estadounidense del Groundhog Day, no mucho peor que lanzar una cabra o un pavo desde un campanario, fue fielmente reflejada en la película Atrapado en el tiempo. Imagino que ya la habréis visto, pero si no aprovecho para recomendárosla encarecidamente porque es una película que difícilmente olvidaréis. Espléndido Bill Murray que gusta hasta a los que más le odian.

El día de la marmota bien podría reflejar la vida de muchos de nosotros. De casa al trabajo y del trabajo a casa. Conocemos y predecimos los movimientos de todos aquellos con los que nos cruzamos en el tren o en el atasco. Predecimos el comportamiento del jefe, y si me apuráis, hasta mantenemos idéntica dieta semana tras semana. Puedo afirmar incluso que si verdaderamente no creyéramos que alguna mínima cosa puede cambiar en el futuro, probablemente nos bañaríamos con el secador y/o la tostadora, como el bueno de Bill.

Pero seamos positivos, por muy lunes que sea, y acerquémonos por un momento a la cara alegre de la vida. La sonrisa de nuestro hijo, el abrazo de nuestra pareja, los días más largos, la manta y nuestro sofá o las flores que pronto vendrán en la primavera (al margen del malhuele, por favor!!). Aunque los sucesos de nuestra existencia diaría puedan ser casi idénticos a los día anterior, siempre habrá algo por lo que merezca la pena haberse levantado. Y como Bill, quizá terminemos conociéndonos mejor a nosotros mismos o conociendo hoy al amor de nuestra vida.

Como curiosidad, puede que no sepáis que existe un remake hispano-anglo-italiano de Atrapado en el tiempo que se llama Un día sin fin, con Goya Toledo. Lo que es la vida...